La tradición de las acequias en la Huerta Valenciana
- lahuertaubuntu
- 25 mar
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La huerta valenciana siempre ha sido un símbolo de nuestra agricultura mediterránea, un paisaje que ha formado parte de nuestra identidad durante siglos.
Uno de los pilares que ha permitido que esta huerta florezca es el sistema de acequias. Un auténtico tesoro que ha regado nuestros campos y garantizado la producción agrícola a lo largo del tiempo.
Hoy, las acequias siguen siendo fundamentales no solo para el riego, sino también como un patrimonio cultural que debemos cuidar y transmitir a las futuras generaciones.
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El río Turia y sus acequias
La riqueza de la huerta valenciana se debe, en gran parte, a su tierra arcillosa y, sobre todo, a su sistema de regadío basado en acequias y azudes que aprovechan las aguas del río Turia. Este sistema milenario permite cultivar hasta 4 cosechas al año, 1 en cada estación.
Las acequias son canales excavados en la tierra con un ligero desnivel que permite la circulación del agua por gravedad, sin necesidad de fuentes de energía adicionales. Su función principal es conducir el agua desde su punto de captación hasta los campos de cultivo.
El sistema de acequias de la huerta valenciana fue diseñado en la época medieval y ha sido mejorado a lo largo del tiempo. Se extiende alrededor de la ciudad de Valencia y abastece de agua a numerosos municipios, garantizando el riego de toda la huerta.

Este conjunto de acequias forma parte de un sistema más amplio conocido como sistema hidráulico, que ha sido clave en la supervivencia y evolución de la agricultura valenciana.
Las principales acequias de la huerta valenciana
Las principales acequias de la huerta valenciana son ocho: Mestalla, Rascanya, Tormos, Rovella, Favara, Mislata, Quart y Benager-Faitanar. Además, es importante mencionar la Real Acequia de Moncada, que no depende del Tribunal de las Aguas, y otras acequias secundarias, como la Acequia de Chirivella y la Acequia del Oro.
La acequia de Tormos, por ejemplo, es la encargada de regar gran parte de l’Horta Nord, incluyendo Benimamet, Campanar, Burjassot, Godella, Borbotó, Poble Nou, Carpesa y Benifaraig. También es la que da paso al agua en la Huerta Ubuntu.
Todas las acequias, excepto la Real Acequia de Moncada, forman parte del Tribunal de las Aguas, una institución milenaria declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, encargada de resolver los conflictos de riego en la Vega de Valencia.
Estructura y funcionamiento del sistema de acequias
Cada acequia consta de un canal principal o "acequia madre", un término que se utilizaba ya en tiempos de Jaume I. De esta acequia madre se derivan varios brazos que distribuyen el agua hasta los campos de cultivo.
A lo largo del tiempo, se ha desarrollado un vocabulario propio para describir los elementos del sistema de acequias, entre los cuales destacan:
Azud: Pequeña presa construida en el cauce del río para desviar el agua hacia la acequia madre. Todos los azudes del Tribunal de las Aguas y de la Real Acequia de Moncada fueron declarados Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Monumento en 2006.
Brazos: Derivaciones de la acequia madre que llevan el agua a diferentes zonas de cultivo.
Lenguas: Partidores de agua formados por una estructura de piedra (tajamar) que divide el caudal en dos acequias secundarias.
Partidores: Compuertas que regulan el paso del agua y dividen el caudal según las necesidades de riego.
Rolls: Aberturas circulares en el cauce principal que permiten la salida continua del agua.
Las acequias: un patrimonio cultural y natural
A lo largo de los siglos, el sistema de acequias ha sido transmitido de generación en generación como un símbolo de cooperación comunitaria.
En muchos casos, la gestión de las acequias se realiza mediante sistemas de cofradías o asociaciones. Eso quiere decir que los agricultores se encargan de compartir y distribuir el agua de manera equitativa.
Mantener vivas las acequias garantiza la sostenibilidad agrícola de la región. Estas infraestructuras de riego no solo son necesarias para la agricultura, sino que también desempeñan un papel en la conservación del paisaje cultural de la huerta valenciana. Un espacio reconocido por la UNESCO como Patrimonio Agrícola Mundial.
Si la huerta desaparece, no solo se pone en riesgo la producción agrícola local, sino que también afectaría la identidad cultural de la Comunidad Valenciana y a nuestro sistema de acequias.
El futuro de las acequias en la Huerta Valenciana
Es fundamental que las nuevas generaciones tomen conciencia de la importancia de mantener vivas las acequías y continúen con su mantenimiento y restauración.
La colaboración entre agricultores, administraciones públicas y asociaciones es importante para la preservación de las acequias y la huerta en general.
Hoy, más que nunca, las acequias de la huerta valenciana son una prueba de que es posible vivir en armonía con la naturaleza, respetando los conocimientos ancestrales y adaptándolos a las necesidades actuales.
Mantener las acequias vivas es una tarea que debe ser una prioridad tanto para la comunidad agrícola como para toda la sociedad valenciana.
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